SANTO DOMINGO, RD.- La solución al conflicto entre República Dominicana y Haití, por el agua del río Masacre o Dajabón, no se resolverá con medidas unilaterales y confrontaciones, sino mediante el diálogo, la diplomacia y el respeto a los tratados firmados entre ambas naciones.
Así lo plantean ste viernes Luis Carvajal (Cuchito), de la Comisión de Medio Ambiente de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) y de la Academia de Ciencias de la RD; Max Puig, vicepresidente ejecutivo del Consejo Nacional para el Cambio Climático, y Gilberto Reynoso, director ejecutivo del Gabinete del Agua.
Carvajal (Cuchito) afirma que no puede haber ninguna solución al conflicto fuera del marco diplomático y sin un acuerdo entre las partes, a partir de criterios técnicos jurídico dentro del marco de la solidaridad.
Señala que la construcción de un canal para desviar las aguas del río Masacre es incorrecto porque impactaría de manera negativa a agricultores dominicanos y haitianos, desde las aduanas hacia abajo.
Además, advierte, el canal implicaría prácticamente mudar el río con un impacto catastrófico sobre Laguna Saladilla, Humedales del río Salcedo y de Montecristi, fundamentales para los dos países que comparten la misma isla.
“Esto conllevaría la salinización de los suelos y debilitar la capacidad productiva de la agricultura”, precisa Carvajal.
Cree que las medidas tomadas por el gobierno dominicano quizá buscan presionar a las autoridades haitianas, pero que tendrían un enorme impacto sobre la economía dominicana.
Recuerda que gran parte de la producción de carnes, huevos y otros agropecuarios en el Cibao, como en Moca y Licey al Medio y otras, que su mercado principal es Haití.
“Lo correcto es que sigamos con las presiones diplomáticas, que recurramos algún arbitraje internacional, y que se continúen con medidas técnicas como la construcción de la presa de Don Miguel o la rehabilitación de los canales del lado dominicano”, expone.

De su lado, Reynoso, director ejecutivo del Gabinete del Agua, considera que tanto República Dominicana como Haití tienen derecho a utilizar el agua del río Masacre o Dajabón, porque baña ambos territorios.
Estima incorrecto que Haití pretenda canalizar las aguas de esta fuente para su territorio, dejando a los productores dominicanos de esta lado de la frontera sin el importante líquido.
Advierte que el canal que construyen del lado haitiano tienen capacidad para mudar la corriente del río para ese lado, por tanto “todos los sistemas de riego, incluyendo del propio Haití, que están aguas abajo, quedarían sin agua”.
Cree que las aguas del Masacre deben ser repartidas de manera racional entre los dos países con obras adecuadas para que el importante líquido sea repartidos de manera equitativa.

Max Puig opina que las diferencias entre RD y Haití por las aguas del Masacre o Dajabón deben ser resueltas de acuerdo a lo que estable el principio del derecho internacional en torno a los tratados firmados por ambos pueblos.
Estima que la posición del gobierno dominicano es correcta, porque se basa en el principio del derecho y los acuerdos firmados entre los dos pueblos.
Alertó sobre personas que buscan pescar en río revuelto en el conflicto, tanto de este lado como del otro lado de la isla, sin importarles las consecuencias.
Deplora que en el conflicto se hable de bandas, empresarios y gobiernos, sin embargo, no se habla de los principales actores, las sociedades de ambas naciones, que esperan una solución diplomática al conflicto.