SANTO DOMINGO NORTE, RD. -La bebentina, el bullicio, peleas, violencia de género y de otros tipos, contaminación por ruidos, desorden en el tránsito y otros males rompieron la tranquilidad y sosiego que dieron origen al proyecto habitacional La Nueva Barquita, en Santo Domingo Norte, que surgió como un modelo a seguir para el Gran Santo Domingo y el resto del país.
Ante la situación, dirigentes comunitarios del complejo habitacional, inaugurado el 30 de junio de 2016, reclaman de la Procuraduría General de la República (PGR) la apertura de una fiscalía en el lugar, para la que existe un local que lleva dos años y seis meses cerrado, a pesar de que fue nombrada una fiscal y el personal de apoyo.
Estiman que con fiscalía disminuiría la ola de violencia, ruidos, desorden en el tránsito y otros males que toman fuerzas cada día en el residencial.
Josefina Madé, presidenta de la Fundación que lleva su nombre, así como Rosanna Florián Vallejo, y otros líderes comunitarios, también reclaman del presidente Luis Abinader la entrega de los títulos de propiedad a los casi dos mil beneficiarios de los apartamentos.
Apelan a la sensibilidad del mandatario para que premie a los moradores de la Nueva Barquita de sus títulos de propiedad, porque de esa manera tendrían acceso a créditos financieros y otras facilidades.
Consideraron que muchos de los males no han sido resueltos en el lugar por falta de un representante del Ministerio Público, como la violencia de género, la contaminación ambiental por ruidos, menores deambulando por las calles a altas horas de la noche, conflictos entre vecinos y otros.
“Muchas veces se presentan situaciones de violencia, pero la gente por no ir a la Procuraduría Fiscal de Santo Domingo Este, en plaza Ghapre, donde tienen que pasarse tres días para una querella, mejor no la hace, diferente a si estuviésemos una fiscalía aquí en Nueva Barquita”, afirma Florián.
Madé mostró varias comunicaciones remitidas a la Procuradora General de la República, Miriam Germán Brito para que apertura la fiscalía, así como visitas a la funcionarias, sin respuesta hasta el momento.
Señalaron que el alegato primero era que no contaban con local en la Nueva Barquita, pero la comunidad lo gestionó, luego que no contaba con energía eléctrica, lo fue solucionado, sin embargo siguen esperando.

La situación es tan grave, dijero, que “los tigres” hacen sus necesidades fisiológicas frente al local de la fiscalía, donde además existe una parada de motoconcho y otra de minibuses, arrabalizando el entorno.
No obstante, revelan que al local ven llegar camiones con viejos archivos, lo que indica que están tomando el lugar como almacén.
Asimismo, sostuvo que otro de los graves problemas que afectan a los moradores del sector son los ruidos de las motocicletas y músicas a decibeles insoportables a cualquier hora del día y de la noche, lo que afecta la salud principalmente de adultos mayores y niños.
Señalan que cuando llaman a la Policía Nacional (PN) y los agentes se presentan apagan los equipos de músicas, pero una vez los agentes se retiran la bulla retorna, por lo que ya no aguantan más la situación.
“No queremos ruidos aquí, este es un proyecto habitacional donde habitan muchas personas adultas que se están muriendo y enfermando, pero los niños no pueden estudiar porque ni siquiera pueden dormir por los escándalos”, expresó.
José Raúl Encarnación y Fernando Alcántara, aclaran que los agentes de la PN acuden a controlar la música en los establecimientos que se dedican al expendio de bebidas y se llevan las bocinas, pero una vez dan la espalda los bullosos utilizan la música de los vehículos.
De igual modo, reclaman de la Dirección General de Seguridad del Tránsito y el Transporte 8DIGESETT) poner control al desorden que existe en el proyecto con los motoristas calibrando, transitando por las aceras, así como la utilización de las calles como parqueos cuando cada bloque de apartamento tiene sus estacionamientos.