HATO MAYOR, RD.- Los Peregrinos de El Seibo avanzan en su tercera caminada hacia el Palacio Nacional que iniciaron ayer domingo 7 de julio, en su lucha porque les devuelvan la tierra arrebata en 2018 por el terrateniente Guillermo Varona, a fuerza de muerte, terror y represión.

Este lunes los campesinos acompañados por la orden de los Dominicos, la misma a la que pertenecía Fray Antón de Montesinos, avanza en el t ramo Hato Mayor y  Consuelo con el objetivo de llegar al Palacio Nacional el próximo jueves.

Desde que iniciaron la jornada, los campesinos aumenta la solidad desde diferentes organizaciones del país, entre ellas, el Foro Ciudadano, Ciudad Alternativa, La Articulación Nacional Campesina.

De igual modo, reciben la solidaridad desde diferentes partes del mundo, como España, Bélgica, y otros de Europa, Estados Unidos, Canadá y entidades de varios países de América Latina.

 En un comunicado de Radio Seibo, señala que esta peregrinación simboliza la persistencia y la determinación de estas personas en su búsqueda de derechos y reconocimiento.

La caminata de los Peregrinos es un acto de protesta pacífica que pone de relieve la necesidad de atención gubernamental a sus demandas.

Invitan a todas las asociaciones de campesinos y sociedad en general a caminar hacia el Palacio Nacional para recordar al Gobierno su promesa de entregar su tierra de la que fueron injustamente desalojados en el año 2018.

Señala que las familias campesinas de la Asociación “Mamá Tingó” sufren desalojos de sus tierras y viviendas por parte del terrateniente Pedro Guillermo Varona en una tierra que el Dr. Joaquín Balaguer les declaró de utilidad pública en 1975 con el Decreto 486 en el Paraje “La Culebra” de Vicentillo en la provincia de El Seibo.

Explica que en 2016 el Instituto Agrario Dominicano (IAD) posicionó a 613 familias en el mismo lugar pero el 6 de septiembre de 2018 el terrateniente pagó un desalojo que se llevó 212 casas y destruyó todos los sembradíos.

Indica que esta tierra fue sembrada por el cuerpo de Carlitos Rojas Peguero, de 12 años, asesinado en 2019 por un sicario del terrateniente Pedro Varona con su misma arma ilegal.

Asimismo, decenas de personas han sufrido largos encarcelamientos, torturas y heridas de armas de fuego.

El pasado 1 de junio de 2024, los sicarios del terrateniente secuestraron a Danilo Vásquez, lo llevaron a su casa y le balearon la pierna con una escopeta 12 recortada dejándolo por varias horas tirado en la tierra.

Estuvo interno en el hospital esperando la cirugía después de haber perdido mucha sangre, tiene fractura doble de tibia y los instrumentos de la cirugía cuestan 94.000 pesos.

Deplora el comunicado, que después de haber realizado la denuncia en la Policía y depositada en la Fiscalía todavía no hay reacción de la justicia.

En las madrugadas de los días siguientes los sicarios irrumpieron en varias viviendas quemando motores y robando todo lo que encontraron a su paso dejando una estela de terror.

Resalta la actitud pacífica de estos campesinos que después de mucha oración peregrinaron al Palacio Nacional en 2019 y 2022 en reclamo a su derecho a su tierra que aún no ha sido concedido y están pasando mucha necesidad y maltratos constantes.

Por estas razones, afirma, han decidido salir a caminar desde el día 7 de julio desde el Seibo hacia el Palacio Nacional durante 5 días.

Iniciaron la peregrinación encomendándose a Dios con una celebración de acción de gracias a las 8 de la mañana en la Capilla de la Escuela El Rosario de El Seibo.

Es un privilegio compartir con estos preferidos de Jesús su amor a la tierra y cuidado de la naturaleza.

La Familia Dominica contempla sinodalmente esta sangrante realidad animada por el sueño de una tierra compartida.

Mons. Jesús Castro Marte, Obispo de la Diócesis Nuestra Señora de la Altagracia, nos alienta en esta lucha por la dignidad en sintonía con las tres T del Papa Francisco, “tierra, techo y trabajo”, como una utopía que nos anima a soñar juntos con esa tierra que mana leche y miel (Ex 3, 8), la tierra prometida que ha mantenido siempre esperanzado al Pueblo de Dios.