SANTO DOMINGO.- Quienes se ganan el sustento de sus familias con el oficio de transportar personas en yolas sobre el río Ozama, desde la zona oriental hacia la occidental, temen desaparecer con los modos de transporte moderno implementados por el gobierno en los últimos años.
Tal es el caso de los yoleros, que a base de remos desafían las corrientes del Ozama para llevar personas desde La Ciénaga y Los Guandules, Distrito Nacional, hasta El Dique y Ribera del Ozama, en Santo Domingo Este (SDE).
Santiago Amparo, uno de los más antiguos en el oficio, 50 años, narra que de alrededor de 30 que existían apenas quedan cinco, debido a que el tiempo y la falta de recursos han destruidos la mayoría de los aparatos.
Como en el transporte de pasajeros tradicional, los yoleros tienen sus horas picos en la que abundan los pasajeros, pero también las horas muertas en que estos escasean, aunque de todos modos, consiguen para el sustento de sus familias.
Aunque el costo de pasaje es de apenas 25 pesos, un yolero se busca hasta 900 pesos en un día de trabajo bueno, pero en un día malo baja hasta 500 pesos.
Amparo señala que la promesa de otorgarle botes nuevos no se ha cumplido, aunque cifran la esperanza en el presidente Luis Abinader de que cumplirá, sobre todo, luego de la inauguración del primer tramo de la avenida del Río, dentro del proyecto Nuevo Domingo Savio.
Una esperanza
Una esperanza de estos hombres que se ganan la vida a base de músculos, es que la Unidad Para el Reordenamiento de Barrios y Entornos (URBE) habilitó un pequeño muelle, en el lugar llamado Paso de Yola.
Aspira a que el mandatario lo dote siquiera de cinco botes de motor para seguir con una labor que existe desde antes de la llegada de los españoles a la isla en 1492, pero con dignidad.
Muchas personas de los barrios próximo al Ozama prefieren la yola, entre ellos profesores, enfermeras, guardias y policías, ya que cortan tiempo y recursos.
“Aquí transportamos personas que van desde la Ciénaga y Los Guandules hasta Los Mina, Ensanche Ozama, Las Enfermeras y otros lugares porque trabajan en hospitales, escuelas, casa de familias y así”, expone.
María Altagracia Cleto, licenciada en educación básica, vive en la parte arriba de Los Guandules, pero como no ha tenido la oportunidad de laborar en el sistema educativo viaja dos días a la semana a Los Mina a trabajar en una casa de familia.
Para trasladarse toma la yola porque el trayecto es corto y solamente paga 25 pesos, en un transporte seguro, ya que lo toma desde hace más de 40 año sin ningún percance.
Quienes utilizan este medio de transporte son los chiriperos, aunque también hay familias que se mueven de un lado a otro del Ozama, sin que se produzcan accidentes.
No importa que el río esté crecido: como quiera la gente utiliza la yola porque resulta más barato y llegan más rápido a sus destinos, narra Amparo, mientras transporta pasajeros a fuerza de remos.
Urbe
El proyecto de transporte acuático identificado como Aquabus, que hasta llegó a ser licitado por Urbe no ha sido descartado por completo, declaró hace tres años el director ejecutivo de Urbe, José Miguel González Cuadra.
Estimó que el proyecto podría ser retomado pero para ello se necesita que el río Ozama esté en mejores condiciones, por asuntos de seguridad.
Precisó que para ese proyecto hay que tomar en cuenta la situación de las márgenes para acceder a los botes y a las estaciones.
“Nosotros sí lo que estamos haciendo en La Nueva Barquita y en la Vieja Barquita, ahora en Domingo Savio es dejando preparado las estaciones para en algunas de ellas poder empezar a funcionar”, expone González Cuadra.
Explica que todas las ciudades del mundo donde existe un río este se utiliza como vía de transporte, menos en la República Dominicana. En el gran Santo Domingo existen tres grandes ríos, el Ozama, Isabela y Haina.