Una gran alfombra verde de lilas cubre gran parte del río Isabela, como indicativo de la contaminación de este afluente que se alimenta de decenas de cañadas del Distrito Nacional y Santo Domingo Norte.
Según especialistas, la contaminación que arrastran esos afluentes, como heces fecales, basura y desechos sólidos, provoca que esta crezca en grandes cantidades.
Para algunos, las lilas dan un aspecto de paisaje “sano y verde”, mientras que para otros el observar esas aguas cubiertas le incitan repudio por los hedores que suelen emanar de esas aguas.
Desde el Metro o en vehículos por los puentes sobre el Isabela se observa una gran alfombra verde en la superficie.
La presencia de esta planta constituye un obstáculo para los pescadores, debido a que impiden la navegación de los bores.
Cuando llueve estas plantas son arrastradas hacia el mar donde ofrecen un vista desagradable al litoral Sur del Santo Domingo.
Previo a terminar en las agua del mar, las lilas se convierten en una especie de represa cuando se detienen en el puente Flotante que comunica al Distrito Nacional con Santo Domingo Este, por Villa Duarte.