SANTO DOMINGO. -En los últimos años las entidades que trabajan en la prevención de drogas y promoción de la salud mental, no han recibido un solo centavo de los recursos que generan las incautaciones de bienes ilícitos, como manda la Ley, mientras en República Dominicana se continúa con políticas equivocadas sobre el tema.
La Ley 50-88, establece la distribución de los recursos a los organismo que combaten el tráfico, así como a las entidades que trabajan en la prevención.
La afirmación es del director ejecutivo de Casa Abierta, Juan Radhamés de la Rosa, quien considera urgente pasar de la represión a la educación, tras señalar que está demostrado con lo primero no se disminuye la adicción. Aspira a un mayor presupuesto para el próximo año para poder continuar con los planes de la institución.
Estima que las drogas no son un problema para la sociedades, sino las personas que hacen contacto con ellas quienes crean dificultades.
Señala que el enfoque equivocado sobre estas sustancias es lo que no permite que se observe el problema real, que lo constituye quienes las usan.
Por eso, explica, el trabajo de Casa Abierta se dirige hacia el fomento de estilo de vida saludable, la educación en general, en valores y la cohesión social.
El objetivo, indica, es crear barreras entre las personas y las sustancias, en que las primeras sean capaces de vivir en un mundo donde existan las drogas y tener la fortaleza de rechazarlas.
“Si tú está preparado para vivir en un mundo donde no hay sustancias, con proyectos de vida, fácilmente puede pasar por el mundo de la droga sin ningún problema, es nuestra hipótesis y la que se maneja en el mundo”, apunta de La Rosa.
Apuesta al fortalecimiento del individuo y de la familia, la fortaleza de la educación, así como en la participación comunitaria, para alejarse de las sustancias, porque ha sido demostrado que la represión fracasó.
Lamenta que aparición de la pandemia del Covid-19 provocara que el trabajo presencial fuera sustituido por el virtual, desde marzo del año pasado, por lo que el trabajo se desarrollaba a través de los canales digitales.
Cita que cada viernes miles se conectan a través de canales digitales, lo que se han convertido en una realidad en que participan especialistas de la salud mental, médicos, entre otros, en tanto se abre lentamente lo presencial respetando los protocolos establecidos por el Ministerio de Salud Pública.
“Ahora estamos a la expectativa de lo que pueda ocurrir en el próximo año con el asunto de la pandemia, con el cuidado de no aglomerar a muchas personas, de asegurar el uso de la mascarilla, a partir de que bajó el nivel de contagio, por eso vamos a esperar lo que sucederá a principio de 2022”, expresó.
Dijo que el trabajo de Casa Abierta se sustenta en el fortalecimiento de la familia, de la persona, de la comunidad y de la escuela, con la finalidad de que cada joven cuenten con un proyecto de vida, algo porque luchar.
Señala que cuando no se tiene ningún proyecto y la vida se mantiene flotando, la persona tiende a ir donde lo lleve la corriente, de ahí que muchos caigan en vicio.
Planes para próximo año
Casa Abierta cuenta con programas diseñado para el próximo año con el respaldo de un ayuntamiento del país Vasco, para fortalecer las capacidades de los niños y adolescentes en las escuelas.
Uno de los programas lleva el nombre Retomemos y otro Aventura de la Vida, pero continua con el programa cultural en la sede de San Francisco de Macorís, de asistencia psicológica en Santo Domingo, para niños, adolescentes y familias, uso de drogas y violencia intrafamiliar, aprendisaje.
Asimismo, en el barrio Simón Bolívar, continuarán con el programa Biblioteca o Casa de la Infancia, donde los niños y niñas de la comunidad cuentan con un espacio para ir a jugar, que puede ser libre o acompañados por profesionales de la conducta humana.
El presupuesto con que cuenta Casa Abierta para este año es de apenas RD$23 millones, por lo que el director ejecutivo de la institución confía en que ese monto será aumentado de manera significativa para 2022.
Recuerda que por el déficit presupuestario se vieron en la obligación de disminuir a la mitad el personal en las cuatro sedes con que cuenta la entidad, la central en Santo Domingo, otra en el barrio Simón Bolívar, una en San Francisco de Macorís y otra en Santiago de los Caballeros.
La crisis económica provocó que de 30 mil personas en la que impactaban con sus programas fueran reducido a ocho mil.
Cree que las autoridades dominicanas todavía mantienen su mentalidad en la política de guerra la droga de los Estados Unidos de los años 30, que no funciona porque se trata de un problema social.
Aboga por la modificación de ese método, ya que con represión policial no se llegará a ningún lado en relación al consumo, aunque si deben perseguir a los narcotraficantes.
“No persigamos a los usuarios, ellos los que necesitan es atención, son enfermos aquellos con problemas de dependencia”, indica.
Revela que solo alrededor de un ocho o nueve por ciento de los que consumen algún tipo de sustancias prohibida se hace adicta, que son quienes necesitan ayuda para que aprendan a manejarlas.
Define como errónea calificar de delincuentes ladrón, asaltante a quienes se dedican al consumo de drogas, debido a que hay personas con 20 y más año en esa práctica que trabajan y estudian, nunca han confrontados dificultades.
Sostiene la tesis de la despenalización del consumo de la droga, tras señalar que los países que lo han hecho han visto disminuir los niveles de violencia, de delincuencia como es el caso de Uruguay y Portugal.
En el caso de los Estados Unidos, precisa, algunos estados han despenalizado el consumo de la marihuana y se vende en lugares específicos.
“Lo que planteamos es despenalizar el consumo, legislar para que las personas puedan tener acceso a la sustancia que además cuenta con sustancias medicinales”, subraya.
Deploró que el Consejo Nacional de Drogas nunca haya sido dirigido por experto en la materia, sino por policías y abogados politícos que no les interesa investigar sobre las sustancias controladas.
Lamenta que en la presente gestión que encabeza el presidente Luis Abinader se siguiera con el mismo patrón de no hacer absolutamente nada para investigar las razones por las que tanto el consumo como el tráfico continúan en aumento.