YAMASA, MONTE PLATA.- Susana Fanor, de nacionalidad haitiana, fue trasladada a la Maternidad Nuestra Señora de La Altagracia, Distrito Nacional, República Dominicana, por su marido Manys Jasefa debido a los dolores de parto, pero los agentes de la Dirección General de Migración estaban al asecho y de inmediato lo montaron en una unidad y deportado luego a su país de origen.

Fanor, en cambio, fue introducida al área de parto del centro de salud donde le practicaron una cesárea para extraerle un niño, el sexto de la familia, el que no ha visto su padre enviado al otro lado de la frontera por las autoridades dominicanas.

Al ser dada de alta, a los dos días, esta inmigrante se trasladó a una humilde casucha en un alto de la curva de Las Abejas de la comunidad La Felícita, a un kilómetro del municipio de Yamasá, provincia Monte Plata, a una hora de la ciuda de Santo Domingo, donde vive en condiciones infrahumana.

Ahora con un nuevo miembro en la familia, esta dama que llegó al país hace nueve meses, indocumentada, traída por su pareja que lleva varios años en República Dominicana, no cuenta con recursos para mantener a sus hijos, ya que Manys es quien suple sus necesidades con su trabajo en la construcción.

Ante el drama de Fanor y sus seis hijos, la solidaridad de los dominicanos se muestra una vez más, y una vecina, Jaqueline, se llevó a la familia desamparada para su hogar, donde esta mitiga la situación.

El mayor de los hijos ya tiene 18 años y ante la ausencia de su padre deportado salió a ocupar el puesto de su progenitor.

Otro de los hijos de la pareja de inmigrante tiene 15 año, otra 12, un varón de cinco, una hembra de tres y el recién nacida con apenas 12 días.

Además de la solidaridad de Jaqueline, quien abrió su hogar a la inmigrante y sus hijos, los vecinos de La Felícita también muestran compasión y ayudan con raciones de alimentos crudos y cocidos.

Por encima de color de piel, documento y cualquier otras cuestiones, está el ser humano, expresa la vecina Crucita Manzueta.

Siempre se ha dicho que los haitianos están invadiendo “de manera pacífica” la República Dominicana, pero la verdad es que han emigrado a trabajar, igual que hacen muchos dominicanos en el exterior.