SANTO DOMINGO. El ministro de Relaciones Exteriores de Haití, Claude Joseph, solicitó al primer ministro de su país Ariel Henry la continuación del canal de riego en el fronterizo río Masacre, y expresó que el Estado haitiano no tiene por qué suspender o detener un proyecto que emprenda en su territorio “por mandato de un gobierno extranjero”.
“Por lo tanto, es de interés de la nación haitiana, más específicamente de la población de la zona, que el proyecto continúe su curso y esté finalizado”, expresó Joseph en una carta enviada a Henry el pasado viernes 19 de noviembre, según reportaron los medios locales.
No se tiene una fecha exacta de cuándo Haití paralizó los trabajos del canal, pero a principios de agosto pasado el canciller dominicano Roberto Álvarez anunció que el vecino país detuvo la construcción de la obra. Y, consultado ayer sobre el tema, Álvarez solo hizo referencia a lo que dijo previamente: “que se detuviera la construcción del canal, el cual está detenido”.
La polémica se desató en mayo pasado cuando se informó sobre la construcción del canal agrícola en las inmediaciones de la ciudad haitiana de Juana Méndez. Se creó una comisión mixta bilateral entre ambos países para discutir el tema.
El canciller Claude Joseph dijo en ese entonces que se trató de la primera obra que Haití construye en el río Masacre, mientras que la República Dominicana ya levantó construcciones e hizo canales de captación de agua. En tanto que la República Dominicana dijo que continuará el diálogo en la mesa técnica si Haití detiene la obra.
En la carta del pasado viernes, el ministro Joseph recordó que el río es un recurso compartido, cuyo uso justo y equitativo por parte de los dos países está garantizado por el Tratado de Amistad y Paz firmado en febrero de 1929.
El documento que hace mención Joseph establece en su artículo 10 que los ríos y otros recursos de agua que nacen en el territorio de un Estado y corren por el territorio del otro, o sirven de límites, “ambas partes contratantes se comprometen a no hacer ni consentir ninguna obra susceptible de mudar la corriente de aquellas o de alterar el producto de las fuentes de las mismas”.
El tratado también aclaró que los Estados pueden hacer uso del agua, pero de una manera justa y equitativa, en los límites de sus territorios para el riego de las tierras y otros fines.