SANTO DOMINGO, RD.- La Mesa Nacional para la Migraciones y Refugiados en República Dominicana (MENAMIRD) admite que políticos y empresarios de Haití utilizan a campesinos de esa nación para presionar en la frontera por la construcción del canal que desviaría las laguas del río Masacre para ese lado de la isla.

William Charpantier, coordinador de la entidad, define como correcta la posición del presidente de la República Dominicana, Luis Abinader para que la comunidad internacional asuma el control de Haití.

Sugiere que a los gobiernos de los dos países continuar con el diálogo, a través de la Mesa Hídrica, que inició sus conversaciones en la Cancillería dominicana y que se retiró sin rendir un informe, y el presidente Luis Abinader decidió cerrar la frontera.

Mientras tanto el gobierno haitiano también invoca el derecho de ese país a utilizar las aguas del río Masacre o Dajabón, por lo que la única solución es el diálogo.

El activista de las migraciones, exhorta a la calma a los haitianos que están en el territorio dominicano, ya que ve mucha preocupación  en esa población.

De igual modo, llama a la calma a aquellos medios de comunicación a bajar el tono de sus opiniones, porque en ocasiones insistan a la violencia.

Señala que también del lado dominicano, en los últimos seis o siete meses hay grupos promoviendo discurso de odio y resentimiento, por lo que urge una nueva narrativa en la relación dominico haitiana sobre la base del respeto.

“Al final somos dos pueblos que compartimos la misma isla, por lo que es posible que conflictos como el actual continúen ocurriendo, y lo que procede es tener capacidad para ponernos de acuerdo”, subraya Charpantier.

Considera que si entre las partes no se pueden de acuerdo se acuda a un tercero imparcial, como un arbitraje internacional, que podría ser mediante la OEA, La ONU, Unión Europea o Caricom, porque hay que buscar un mecanismo de solución pacífica diplomática a la crisis que se ha producido.

Indica que aunque son sociedades diferentes, hasta en el idioma, los dos países tienen desafíos comunes en materia de medio ambiente, migraciones, comercio, salud y otros que deben ser abordados de manera conjunta.