SANTO DOMINGO.- Los operativos con violencia que desarrolla la Policía Nacional junto a miembros de las Fuerzas Armadas son paliativos que bajan la violencia y la criminalidad en un corto plazo, pero regresarán más temprano que tarde, ya que se trata de un mal estructural de deterioro familiar, hacinamiento y falta de oportunidades de niños y jóvenes.
Así respondieron sacerdotes y líderes comunitarios de los sectores que han sido intervenidos en los últimos días por la PN hasta con tanques de guerra y helicópteros.
El sacerdote Carlos Patiño, de la parroquia Cristo Rey, encargado del Oratorio Centro Juvenil, considera que el método de la violencia no es la solución al problema de la violencia y la delincuencia en el país.
Patiño, encargado además del Proyecto Niños Chiriperos con Don Bosco, estima que el único que puede quitar la vida es Dios, y que con la implementación de acciones violentas lo que se hace es empeorar el problema, tras recordar que «violencia genera violencia».
Señala que en barrios como Cristo Rey, La Puya, Capotillo, La Ciénaga y otros, los niños nacen dentro de hogares violentos y disfuncionales, en la mayoría de los casos porque sus madres lo crían sin el padre, además del ambiente hostil que lo rodea, por tanto, no se pueden esperar santos.
Precisa que en centro reciben niños y adolescentes violentos, pero a través del buen trato y que se sientan amados y acompañados, cambian de comportamiento.
Para lograrlo, dijo, lo ponen a estudiar, a practicar deportes, interactuar, así como a otras actividades que mantengan ocupadas su mente y que lo saquen de su entorno.
“Esa es una experiencia que tenemos en República Dominicana por más de 80 años, trabajando con niños, adolescentes y jóvenes, porque ellos son el presente y el futuro”, apunta.

Sostienen que para prevenir la delincuencia y la violencia hay que trabajar desde la familia, que es lo que hacen los programas como los citados anteriormente.
Indica que el Estado dominicano tienen la obligación, de acuerdo a la Doctrina Social de la Iglesia, de salvaguardar, proteger la familia, que es el núcleo de la sociedad.
De su lado, el cura Eduardo Figueroa (Macoby) párroco de la iglesia Domingo Savio, reconoce el aumento de los niveles de violencia y delincuencia, sobre todo, a partir de la Semana Santa, pero rechaza el método de la violencia para combatir esos males.
Señala que la gran cantidad de agentes y equipos que se exhiben por los barrios no es más que un paliativo o un calmante, pero que dentro de tres o cuatro semanas la situación vuelve.
Advirtió a la autoridades de que esos males forman parte de un sistema y que si mata a uno ese es remplazado por otros.

Define como errónea la política de atacar solamente a las personas que cometen delitos, ya que también hay que atacar el sistema, con verdaderos programas sociales con la familia, generación de fuentes de trabajo, deportes, artes y otros, que saquen a los niños y adolescentes de las calles.
Pedro Vásquez, párroco de la iglesia San Mateo Apóstol, en Villas Agrícolas, y de Nuestra Señora del Pilar, en el ensanche La Fe, cree que la delincuencia y la violencia hay que combatirla con programas efectivos con las familias, con deportes y actividades culturales en los barrios.
Como inefectividad de las recientes acciones policiales en Capotillo, citó que durante el operativo no se detuvo a un solo delincuente, lo que indica que antes habían sido avisados.

De su lado, Francisco Reyes, dirigente comunitario de La Zurza, afirma que el método que utiliza la Policía Nacional para combatir la delincuencia ha demostrado en mas de 50 años que llevan implementándolo.
Indica que esos males no serán erradicados hasta tanto que no se aplica una política integral en barrios y comunidades que la que participen familias, iglesias, organizaciones comunitarias.
Alexis Peña, de la a Coordinadora de Organizaciones Barriales Don Bosco (Codonbosco) deplora el método de represión y la violencia como medidas para combatir de la delincuencia, en cambio, aboga por planes que integren a todos los sectores.
Define como un aparataje los exhibido por la PN en algunos barios durante el fin de semana para distraer a la opinión pública, pero que el mal es de fondo y resurgirá de nuevo con las mismas fuerzas.
Eduardo Martínez, dirigente comunitario del barrio Capotillo, cree inefectivo los operativos del fin de semana, debido a que solo sirvió para las autoridades mostrar fuerza.
Sugiere intervenir los sectores carenciados con acciones verdaderas que lleven a los jóvenes al aprendizaje, al deporte, la cultura y otras actividades, para que no tengan tiempo de dedicarse a actividades delictivas.