EL SEIBO:- Más de 300 campesinos desalojados de sus tierras el 6 de septiembre del 2018, en San Francisco Vicentillo, comunidad La Culebra de El Seibo, salieron este lunes en un peregrinaje para llegar hasta el Palacio Nacional y reclamar la devolución de los terrenos.
Los campesinos que forman parte de la Asociación de Productores Agropecuarios Mamá Tingó, siguen reclamando y mantienen la esperanza de que les devuelvan 18 mil tareas de tierra que desde el 1975 estaban cultivando.
A casi cinco años han decidido salir de nuevo a caminar hacia el Palacio Nacional para recordar al Gobierno, las promesas de recuperar la tierra que aseguran fueron despojados “ilegalmente”.
Este lunes, los campesinos empezaron la travesía de cinco días, saliendo desde el parque Duarte de El Seibo, a las 6:00 de la mañana, camino hacia Hato Mayor del Rey.
Mañana martes 22, los más de 300 hombres y mujeres caminarán desde Hato Mayor hasta Consuelo, donde serán acogidos en la casa de las Hermanas Scalabrinianas.
La tercera etapa sale este miércoles 23, desde Consuelo, a las 6:00 a.m. para llegar en horas de la tarde a Juan Dolio a la Casa de los Padres Jesuitas.
Mientras que la cuarta etapa sale desde Juan Dolio a las 6:00 a.m. para llegar al Centro de Formación Juventud y Familia (Cefijufa) en la entrada a la carretera de Samaná.
El día 25 la peregrinación será desde el Centro de Formación Juventud y Familia (Cefijufa) y culmina frente al Palacio Nacional, Distrito Nacional.
Montesinos vive
Durante el recorrido, el sacerdote dominico Miguel Ángel Gullón, expresó que siempre queda la esperanza en volver a la tierra que les vio nacer y en la que quieren morir.
Desde una actitud orante, los peregrinos están confiandos y agradeciendo a Dios la fortaleza para seguir proclamando bien alto el mismo grito por la dignidad de Fray Antón de Montesinos en el adviento de 1511.
“Que les devuelvan a los campesinos la tierra de la que fueron injustamente desalojados en septiembre de 2018”, indicó.
Gullón recuerda que en el año 1975, el entonces presidente de la República, Joaquín Balaguer, les concedió a los peregrinos el decreto 486 de utilidad pública con el fin de que nadie molestara a los campesinos.
En el año 2016 el Instituto Agrario Dominicano (IAD) repartió la tierra a las 613 familias en base a rigurosos estudios de peritos en el área.
“En el año 2018 fueron desalojados brutalmente, destruyendo sus casas y sembradíos, cuando se encontraron con el colmado de la señora Leónidas, no dudaron en tumbarlo y robar todos los alimentos encañonando a su nieta embarazada a punto de dar a luz”, agregó.
Sostuvo que en aquel entonces, fueron destruidas 212 casas, muy humildes, pero casas con techo y suelo de tierra que permitía a sus moradores descansar del trabajo del día.
“Qué coincidencia!: las tres T que proclama el Papa Francisco les fueron robadas en unos segundos”.
En los días siguientes, dijo que los campesinos sufrieron muchas torturas, apresamientos, persecuciones, heridos por armas de fuego, entre otras.
Al destacar la unión de las Iglesias, manifestó que, “desde un precioso ecumenismo, siguen apoyando para que se cumpla la voluntad de Dios en esta tierra para que mane leche y miel como sucedía hasta antes de los cruentos desalojos”.
“Nadie se ha aprovechado de esta lucha cuyo objetivo prioritario es conseguir la tierra que les fue arrebatada de forma cruel el 6 de septiembre del año 2018”, afirmó el padre Miguel Ángel.
¿Qué pasó el día 25 de marzo de 2019?
El padre Gullón contó que ese día quedó grabado “con letras de sangre en la mente y el corazón de la comunidad, ya que Carlitos Rojas Peguero, de 12 años, fue asesinado por un trabajador de un terrateniente”.
Explicó que el impune poder político y económico de la zona hirió con lanza de muerte el corazón de una comunidad laboriosa y pacífica. “El matador del niño, estuvo menos de tres años en la cárcel y cuando salió dio varias estocadas al hermano mayor de Carlitos dejándolo medio muerto”, destacó Gullón.
Ese mismo año (2019) los peregrinos caminaron hasta el Palacio Nacional durante cinco días. Durmieron siete días frente al Palacio, siendo sacados a la fuerza a las 3:00 de la madrugada y después vivieron dos meses en la casa de las Misioneras Dominicas del Rosario.
Posteriormente, regresaron en la Navidad, sin nada y así muestran sus manos vacías hasta el día de hoy, donde vuelven hasta al Palacio Nacional con el fin de ser escuchados por el Gobierno.