SANTO DOMINGO, RD.- El canciller de la República Dominicana, Roberto Alvarez, consideró que el tema haitiano, a los ojos de la comunidad internacional y del Estado dominicano es complejo, “lo cual requiere de un manejo equilibrado, ya que ambos países dependen de las actividades comerciales binacionales, pese a la crisis de seguridad, política y de hambre que padece Haití”.

Se expresó en ese sentido durante una magistral radiografía político y socio-económica de la frontera y las complejas relaciones domínico-haitianas, a la luz del Derecho Internacional de los Derechos Humanos, en la inauguración formal del IX Simposio Internacional «Seguridad y Defensa Fronteriza: Retos y Desafíos», un evento de alto nivel, organizado por el Instituto Superior para la Defensa «General Juan Pablo Duarte y Díez» (Insude) del Ministerio de Defensa.

El canciller agregó que “los Estados tienen la libertad soberana de organizarse en su ordenamiento interior, siempre y cuando se cumplan con las obligaciones, en pos de resguardar la dignidad y la integridad de las personas, a la vez que el Estado establece el orden colectivo a través del monopolio legítimo del uso de la fuerza”. 

Enfatizó que esto “deja ver que se trata no solo del absolutismo político, sino del equilibrio justo de este con la defensa y promoción de los derechos humanos como un asunto de interés y fortaleza nacional para países como República Dominicana, que han optado por organizarse como Estado social y democrático de derecho”.

En presencia de las autoridades militares, ministros y funcionarios del gobierno presentes, encabezadas las primeras, por el ministro de Defensa teniente general Carlos Luciano Díaz Morfa y las autoridades del Insude, representadas por su rector, el general de brigada Francisco Ovalle Pichardo, Álvarez indicó que para proteger la frontera, este equilibrio es esencial para lograr un círculo virtuoso que nivele el desarrollo humano, el orden y la paz.

“El comercio internacional, por ejemplo, es una actividad vital para el crecimiento económico y el bienestar general de las naciones, en cuanto facilita el intercambio de bienes y servicios, impulsando la prosperidad y el desarrollo. Sin embargo, el comercio también conlleva riesgos, como el contrabando y el tráfico de mercancías ilegales, los que pueden amenazar seriamente la seguridad de un país”, señaló.

“Lejos de lo que muchas veces se argumenta, el Derecho Internacional de los Derechos Humanos (DIDH) no menoscaba de manera degradante la soberanía nacional ni individual, más bien, robustece la obligación de los Estados de cumplir cabalmente con su objetivo esencial: asegurar el bienestar y seguridad de sus ciudadanos y, en cierta medida, el de los extranjeros bajo su jurisdicción”, agregó.

Reveló qu en el último año, el comercio formal entre ambos países superó los 1,040 millones de dólares, alcanzando la cifra más alta desde 2014. Si se incluye el comercio informal, esta cifra asciende a casi 1,500 millones de dólares, lo que representa una fuente crucial de ingresos para las zonas más pobres de ambas naciones.

Además, expresó que Haití depende en gran medida de los alimentos que importa desde República Dominicana para alimentar a su población, donde la mitad sufre de hambre.

Argumentó que garantizar la seguridad y el orden de la frontera y del comercio bilateral, así como de los flujos humanos, beneficia a agricultores, transportistas y comerciantes dominicanos y haitianos que dependen de las actividades económicas transfronterizas, por lo que sin ese comercio, muchos de los pueblos fronterizos podrían quedar deshabitados.

Para abordar estos desafíos, precisó, es indispensable una nueva arquitectura internacional, que tenga en cuenta los cambios en la agenda global y los adelantos tecnológicos en función del bienestar social y la gobernanza.

«Un análisis racional y estratégico, apegado tanto a las obligaciones internacionales de los Estados y al interés nacional, nos lleva a entender que el mejor interés de nuestro país es ser un factor positivo del vecino, que contribuye a su estabilidad, a la vez que protegemos nuestro territorio», concluyó el Canciller.