SANTO DOMINGO.- Sacerdotes de diferentes parroquias de la Arquidiócesis de Santo Domingo exhortan a la juventud y a la familia dominicana vivir la fiesta de Navidad en Paz, crear lazos de fraternidad y compartir los que tenemos con los que nada tienen, para que en el 2023 haya menos hambre, sea seguro y sin violencia.
Los curas Carlos Piantini, de programas sociales de la parroquia Cristo Rey; José Luis Hernández, párroco de la iglesia San Pablo Apostol, en La 40; Nelson Acevedo, párroco de la iglesia Santo Cura de Ars, en Capotillo; y Edward Figueroa (Macoby), de la iglesia Domingo Savio, en Los Guandules; también llaman al gobierno tomar en cuentas a las organizaciones comunitarias a la hora de implementar políticas sociales, porque de esa manera serían más efectivas.
Coinciden en que La Navidad es tiempo de la familia, de cercanía, de compartir la abundancia con los que no tienen nada, de estar juntos, tras señalar que Jesús vino al mundo a compartir la vida con los humanos.
Nelson Acevedo insta dejar de lado el rencor, la violencia, el deseos de venganza, para en cambio, acercarse a los demás, solidarizarse con los necesitados.
Explica que La Navidad es el admirable intercambio que ha hecho posible el Padre en la persona de su hijo, quien se ha hecho hombre para los hombres y las mujeres se aparten del mal y se pasen la vida haciendo el bien.
Resalta el esfuerzo del gobierno que encabeza Luis Abinader por superar los graves problemas que afectan a gran parte de la población, como la inseguridad, la violencia y los servicios fundamentales como el transporte, agua potable y energía eléctrica.
Atribuye la violencia y la delincuencia al auge del tráfico y consumo de drogas, que se han convertido en pan nuestro de cada día en todos los sectores y comunidades, así como el desempleo.
Cita el caso de una discoteca en la calle 42 de Capotillo, donde se producen disparos indiscriminados, acciones que se producen con la colaboración de los agentes de la Policía Nacional, porque muy cerca hay una destacamento.
De su lado, José Luis Hernández, considera que la fiesta de Navidad se está paganizando, lo que se demuestra con la cantidad de personas que cada vez más se suma a la francachela, al libertinaje y la chercha, olvidando que la esencia de esta fecha es que Cristo nació pobre, marginados.
Precisa que el hombre más grande de la humanidad nació en medio de la más precaria condiciones de pobreza, un mensaje para que el que tanga algo lo comparta con los que no consiguen siquiera para u na comida al día.
“Tenemos que ser solidario, tenemos que compartir, reunirnos, encontrarnos, reflexionar sobre la marcha que llevamos, porque no andamos bien; necesitamos recogernos para pensar que podemos hacer el año próximo para mejorar nuestras condiciones de vida, tanto personal como de la sociedad”, reflexionó Hernández.
Cree que el 2022 ha sido un año difícil, porque todavía se arrastran las consecuencias de la pandemia del COVID-19, ya que a pesar del crecimiento de la macroeconomía, la mayoría de la gente sigue en la pobreza.
Indica que gran parte de la población no consigue lo suficiente para comer, a lo que agrega los altos niveles de la delincuencia, que atribuye a que los jóvenes no consiguen empleos.
Exhorta al gobierno tomar en cuenta la base popular, las organizaciones comunitarias y las iglesias en la aplicación de las políticas públicas, como el programa “Mí País Seguro” que inició en Cristo Rey y que funciona a media.
Carlos Patiño, encargado de los proyectos sociales de la parroquia Cristo Rey, informó que ya organizó cinco cenas de Navidad, una con envejecientes y cuatro con los niños y adolescentes, incluyendo a los del programa Chiriperos con Don Bosco.
Sugiere “en estos tiempos de amor, paz y solidaridad, abrir el perseveres de los corazones para que el Emmanuel, el Dios con nosotros venga a nuestra vida y nos ayude a segur hacia adelante con esperanza y actitud positiva, promoviendo una cultura de paz en nuestra sociedad”.
Espera que las necesidades del pueblo dominicano sean atendidas por las autoridades y las manos solidarias lleguen a las personas y a las familias que lo necesiten.
Edward Figueroa recuerda que Dios se hace humano para habitar entre los hombres sin dejar su divinidad, por lo que la familia tienen que saber que también es una encarnación en el que cada uno tienen algo del otro.
“Lo de la familia no es solamente la encarnación de la carne entre papá, mamá y los hijos, sino la encarnación del amor, que se manifiesta en el amor, el cuidado, el perdón, en la escucha del otro”, explica.
Sugiere a los jóvenes mirar más allá del presente, de vivir el día a día pero pensando en el futuro, porque de lo contrario pasa el tiempo, se agotan las fuerzas y quedan deambulando en el mundo sin sentido.
Estima que todos los que ocurre hoy día con la violencia, la delincuencia y otros males, llama a la reflexión de gobierno, Policía, y sociedad en general para buscar soluciones conjunta.