SANTO DOMINGO, República Dominicana.- Aunque el Polígono Central del Distrito Nacional se encuentra prácticamente en un callejón sin salida, en términos de drenajes pluvial y sanitario, tránsito terrestre, agua potable y otros servicios, todavía la ciudad cuenta con espacios para su desarrollo.
El arquitecto Cristóbal Valdez aún sueña con un Santo Domingo más ordenado y humano y cita lugares como la zona Norte como de gran potencial para expandir el DN, que además cuenta con la mayor riqueza con que posee cualquier ciudad del mundo, el río.
En su reciente libro “Visiones Urbanas del Gran Santo Domingo” el urbanista señala la parte norte del Malecón de Santo Domingo como de un inmenso potencial para el desarrollo de la ciudad, ya que prácticamente se encuentran intactos.
Refleja así su visión siempre optimista sobre la ciudad en un recorrido por los proyectos urbanos integrales que, desde 1975, han sido planteados, pero sin llegar a gestionarse o ejecutarse y que de haberse realizado la realidad urbana fuera diferente.
Aborda la organización del territorio en diferentes escalas, desde lo macro a lo micro, iniciando por la visión Metropolitana, que aborda proyectos como el sistema de parques urbanos en la periferia y área rural del Gran Santo Domingo.
También, el planteamiento de un Plan estratégico supramunicipal liderado por el ADN junto con los demás municipios de la provincia agrupados en la Mancomunidad del Gran Santo Domingo.
En el caso del DN, sostiene, la zona Norte puede ser desarrollada adecuadamente, ya que afortunadamente no ha sido tocada, por tanto tiene que ser objeto de una planificación bien pensada y gestionada.
Salvar río Ozama
Destaca un elemento de suma importancia para esta zona, el río Ozama, pero habría que gestionar su limpieza y adecuación sin importar la inversión.
Afirma que la limpieza del Ozama resolvería una serie de problemas al DN, al tiempo que agregaría muchísimo valor a la ciudad, por lo que no hay que escatimar esfuerzo en ese sentido.
Explica que las ciudades que cuentan con ríos, sus márgenes son lugares hermosísimos y muy caros, no para quienes habitan esos lugares sino para quienes llegan de otras partes del mundo para disfrutarlos.
Resalta proyectos como el de La Nueva Barquita, en Santo Domingo Norte, levantado para albergar a miles de personas de la vieja Barquita de Los Mina, en Santo Domingo Este (SDE), quienes vivían prácticamente sobre el río, actualmente en lugar existe un parque fluvial con un verde que llama la atención.
Es un programa con intervenciones integrales que concretizan las políticas de sostenibilidad ambiental y derechos humanos de la Estrategia Nacional de Desarrollo (END) 2030 y especialmente del Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) “Lograr que las ciudades y los asentamientos humanos sean inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles”.
Este proyecto beneficia a más de 20 mil personas, segmentado en 6,000 personas residentes, 1,100 obreros empleados y 14,000 de sectores aledaños, con la dotación de 1,770 apartamentos y 108 locales comerciales.
Urge un plan
El urbanista Valdez considera que tanto la Alcaldía del Distrito Nacional (ADN) como el propio gobierno central deben planificar el desarrollo en todo el territorio, no solamente en la parte céntrica, que ya no soporta la explosión comercial y de tránsito vehicular.
El polígono central de la ciudad está comprendido entre las avenidas 27 de Febrero, John F. Kennedy y Winston Churchill, donde están ubicados los sectores de Piantini, Naco, Serrallés y Paraíso.
Sugiere planificar la ciudad hacia sectores como Villa Juana, Villa Francisca, Villa Consuelo, San Carlos, Mejoramiento Social y otros para de esa manera motivar a los inversionistas a desarrollar proyectos en esos lugares.
Valdez estima que si las autoridades provocan que el polígono central se detenga en término de crecimiento y empujan con planificación hacia los demás sectores, el desarrollo no se concentra en una zona sino que se expande y se logra desatomizar el centro de la ciudad.
Desconcentrar inversión
Afirma que mientras más se concentra la inversión en el centro, más problemas de gestión y concentración genera, debido a que todos querrán invertir en ese lugar porque ahí es donde va todo el mundo.
“El problema de los congestionamientos se tornan peor porque es el sitio donde todo dirigen su inversión; o sea, nadie va a invertir en Villa Juana para sacarle un porcentaje muy mínimo o no sacar ninguno, cuando tiene el polígono central donde lo puede hacer”, expone.
Valdez cree que en sectores como los citados existen manzanas y callejones arrabalizados, donde se pueden desarrollar proyectos bien planificados, siempre tomando en cuenta a las personas, no mediante el sistema de “tierra arrasada”.
Aclara que no es hacer lo que se ocurra, sino desarrollar a estos sectores mediante un proceso de planificación en el que participe la población que habita en el lugar a ser intervenido.
“Es decir, no se puede planificar únicamente un pedazo sin pensar en los demás territorios porque entonces no tiene sentido y la parte desarrollada se va a atomizar, que es lo que ocurre con el polígono central, que ahora se agregan más problemas a los ya existentes en vez de solucionar”, dijo.
Describe como por falta de planificación ahora con el cambio climático, cada vez que llueve la ciudad se torna intransitable debido a las inundaciones, lo que atribuye a falta de un sistema de drenaje adecuado.
Precisa que las galerías para el drenaje que fueron construidas conjuntamente con las línea uno y dos del Metro ya son insuficientes, debido a que las construcciones de grandes edificaciones han continuado sin ninguna gestión por parte del gobierno local.
Señala que además de saturado por el comercio, el Polígono Central carece de agua potable y alcantarillado sanitario; el subsuelo está contaminado.
Esa parte de la ciudad se ha convertido en una zona inhabitable, debido a la concentración de las inversiones, falta de servicios fundamentales, así como el irrespeto al espacio público.
Valdez, quien dirigió la planificación de la ciudad desde la Alcaldía del DN en la década de los 90 considera que el desarrollo debe expandirse hacia la periferia.
Atribuye la atomización del centro de la ciudad a que creció sin ser gestionado por el gobierno de la ciudad, sino por los propios desarrolladores, de ahí que se observen enormes edificaciones en lugares donde había una residencia con un gran patio.
El drenaje es el mismo desde hace décadas, todo está bajo cemento, sin dejar espacios para que cuando llueva las aguas vayan al subsuelo, de ahí las grandes inundaciones en tiempos de precipitaciones.
El Malecón
Asimismo, estima que el Malecón de Santo Domingo es subutilizado, ya que las autoridades solamente gestionan la acera sur, mientras la norte sigue como si no existiera.
Cree que el ADN solamente lo que tendría que hacer es gestionar los espacios, porque el sector privado se encargaría de desarrollarlos, por lo que no puede alegar falta de recursos.
Observa como se desperdician espacios de valores incalculables, en el lado norte del Malecón, como dos torres que languidecen frente a plaza Guíbia, la vieja estructura del antiguo hotel Santo Domingo, la zona donde funcionaban Metales Dominicanos (METALDOM) hasta la avenida Luperón y otros.
Sostienen que son elementos en el que el ayuntamiento no tiene que poner un centavo, sino gestionar, seguro de que las inversiones privadas llegarán.
Mejor ejemplo
Indica que el mejor ejemplo de los beneficios de la gestión local es el de los parques de la ciudad, que muchos han sido remodelados por el sector privado, especialmente los bancos.
“No es cuestión de falta de dinero, es que no hemos sabido incorporar la inversión privada en cuestiones públicas que benefician a todo el mundo”, apunta.
Lamenta el divorcio que ha habido entre los gestores de la ciudad, que son políticos, y los técnicos que tratan de impulsar una mejor planificación para una mejor ciudad.
Considera que a pesar de todos, todavía Santo Domingo cuenta con elementos para transformarla en una mejor ciudad.