La odisea de quedar atrapados entre dos ríos, El Cabón y el Ozama,  se repite una y otra vez para quienes habitan la comunidad de Rancho Arriba, en el Distrito Municipal de La Victoria, en Santo Domingo Norte (SDN).

Unas cien familias y alrededor de 500 personas llevan una semana aisladas de sus vecinos de la comunidad La Ceiba, Reventón, manatí, Los Castillos y La Victoria debido a la crecida de los afluentes citados, por lo que quienes tienen una urgencia deben acudir a una yola prestada del Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales.

Este jueves envejecientes que tenían que salir al médico se vieron obligados por la circunstancia a tomar la yola, porque de lo contrario tendrían que esperar la muerte en sus casas.

Tal fue el caso de Francisco Manbrú, con casi 80 años de edad, quien narra que el calvario de quedar incomunicados de las demás comunidades se produce tres y cuatro veces al año, pero son ignorados históricamente por los diferentes gobiernos.

Expone que el único vehículo con que cuentan es una pequeña yola que donó hace casi 20 años, Daniel Lois, quien fue el primer alcalde de Santo Domingo Norte (SDN), pero ya está podrida y se encuentran en Los Astilleros Navales para ver si la reparan.

“Como usted puede ver, yo me vi en la obligación de montarme en esta yola porque se acabaron los medicamentos, soy diabético y complicaciones en la columna y una hernia, si no salgo me muero en la casa”, expresó con impotencia y triste Mambrú.

Era un luchador por la comunidad, por lo que fue escogido como alcalde pedáneo de Rancho Arriba, pero debido a las dolencias se vio precisado a dejarlo.

De su lado, Manuel Antonio Mañón, también de la sección Rancho Arriba, se dedica a la seguridad, pero para poder cumplir con su labor tienen que tomar el transporte acuático, es imposible hacerlo por tierra.

Una cable de electricidad que en ocasiones utilizan las personas para cruzar el río Cabón cuando están crecido se partió, además ese método constituía un peligro quienes se arriesgaban a tomarlo.

Mañón habló mientras se disponía a cruzar desde la comunidad de Manatí, donde dejó una motocicleta guardada, hacia Rancho Arriba, donde lo esperaba su familia.

Reyes Ramírez, es propietaria de un pequeño colmado en Rancho Arriba, expone que pasa la de Caín cuando el río crece, debido a que tardan tres y cuatro semanas incomunicados.

Para abastecerse de mercancías básicas debe tomar la yola, con todo el peligro que implica, además de que hay que pagar por el transporte.

Ayer el río Cabón se conectó con el lago Manatí, uno de los tantos que existen en la zona y que forman parte de Los Humedales del Ozama.