SANTO DOMINGO.-El Movimiento Parada Cívica, del barrio Capotillo, en el Distrito Nacional, reclama del gobierno resolver los problemas históricos de ese lugar, como falta de aulas, escasez de agua potable, falta de instalaciones deportivas y empleos para los jóvenes.

Mientras que la delincuencia y la contaminación sónica mantienen en estado de zozobra a quienes habitan el kilómetro cuadrado que conforma Capotillo.

Con esos fines desarrollaron una parada frente a la escuela Salomé Ureña, donde deploraron que la respuesta de las autoridades frente a sus reclamos haya sido la militarización y no la solución.

Abel Rojas, vocero del movimiento, citó entre las demandas: la reconstrucción del Túnel, la ampliación del Politécnico Santa Clara, construcción de dos estancias infantiles, la construcción de la escuela de Los Manguitos, de una funeraria, agua potable en algunos lugares, entre otras.

También consideran como prioridades la mejora de los centros de atención primaria de ANDEN y Valentín Butén, los que deben ser ampliados en plantas físicas, personal y medicamentos para los moradores de Capotillo.

Afirma que la delincuencia y la contaminación sónica desesperan a las familias del lugar, lo que pone en entre dicho el rol que deben jugar las autoridades y el Estado, como garante de la buena convivencia de los ciudadanos.

Considera que ante la falta de políticas integrales para combatir el desempleo y la falta de oportunidades, muchos de los jóvenes del barrio se ven forzados incurrir en actividades ilícitas.

En ese sentido, urge de las autoridades desarrollar programas que hagan cambiar la realidad descrita en ese lugar de la capital dominicana.

Critica que en estos días Capotillo haya sido centro de atención en los medios de comunicación y redes sociales por el desarrollo de los denominados “teteos” que se desarrollan en su mayoría, los fines de semanas en diferentes puntos del sector, con énfasis en la calle 42.

Expresa que a estas fiestas acuden personas del mundo del espectáculo donde se consume drogas, alcohol, entre otras cosas, pero que lo más preocupante es la complicidad de las autoridades policiales y militares.

Los ciudadanos reclaman poner fin a los altos volúmenes de la música que se prolongan hasta el amanecer, el olor a drogas, tiroteos y actos de violencia.