SANTO DOMINGO.- La vivienda y el hábitat en República Dominicana siguen siendo un mantel que se tiene en una mesa vacía, para tapar las carcomas de las patas, ya que no ha podido escalar del puesto de bien de caridad hacia el de derecho económico y social, real, con calidad y para las personas.

Así lo establece el Foro Ciudadano (CA), a través de su área Vivienda y Hábitat, mediante un documento en el cual reflexiona sobre el tema y en el que sitúa el déficit habitacional en 1.5 millones, mientras a pobres y clase media baja se les hace cada vez difícil obtener  un techo.

 Deplora que se siga hablando en términos de “crédito hipotecario” “demandantes de vivienda” y “subsidios para bancarizar” como si el objetivo fuera fortalecer el sector financiero y no cumplir con el derecho a la vivienda.

Señala que el presidente Luis Abinader sigue con la retórica de que “todo dominicano tiene derecho a un hogar y a que su gobierno le ayude a conseguirlo. No es solo que lo ponga en la Constitución, sino que es un principio que mueve siempre la acción de este gobierno”.

Sin embargo, expone, no se salta el muro de la teoría, se sigue expresando el cumplimiento del derecho como deseo y se deposita la confianza en el mercado hipotecario.

Del dicho al hecho, un gran trecho

El presidente hizo la afirmación de que “tener un título es tener una propiedad, tener acceso a crédito, a la posibilidad de crecer, de tener tranquilidad y certidumbre, y la mejor forma de reducir la pobreza.”

Revela la entidad, que el mandatario promete la entrega de 300,000 títulos en lo que queda de mandato, pero hasta ahora solo se han entregado 25,175 en año y medio, por lo que al ritmo actual no llegaría siquiera a una cuarta parte de los proyectados.

Si esa es la creencia, pregunta ¿por qué no se hace una revisión de las familias de Boca de Cachón y se le entrega su título de propiedad? o  ¿por qué siguen presas de un patronato las familias de La Nueva Barquita?

Indica que si se quiere dar seguridad, por qué en esta gestión de gobierno se han desalojado más de 1000 familias solo en el Gran Santo Domingo, lo que se contradice, debido a que por un lado se entregan títulos, mientras que por el otro se están dejando familias en las calles.

Producción viviendas

Recuerda que en su discurso de toma de posesión el presidente dijo que: “iniciaremos un plan de reparación y construcción que impactará a más de 30,000 viviendas para reactivar las economías locales en todo el país.”

Pero las cifras que adornan los avances del Instituto Nacional de la Vivienda (INVI) cuentan que en el año 2020 apenas se reportan 35 viviendas nuevas y 38 viviendas mejoradas.

Esos reportes, afirma,  dejan muy por debajo la promesa de impactar 30 mil viviendas como fuera la promesa del mandatario, que de hecho eran pocas para la reducción del déficit en el país que rondan el millón quinientos mil.

En su documento, CA añade que el golpe de los números desvanece las promesas, tras revelar que la producción de viviendas para el año 2021 se reduce a 309 viviendas nuevas, 20 viviendas reconstruidas, 11,728 viviendas mejoradas y 3,922 cambios de piso de tierra por cemento.

Subraya que aún sumando todo lo producido en lo que va de gobierno, según las estadísticas del INVI y del Ministerio de Vivienda y Edificaciones (MIVED), apenas se coloca en el 30% de lo planificado para un año, según el Plan Plurianual.

 Esto es ratificado por las estadísticas del déficit habitacional, que según la Encuesta Nacional Continua de Fuerza de Trabajo (ENCFT), que se ha mantenido en un 22.1% desde el 2020 hasta septiembre de 2021.

Afirma que aún el manipulado indicador del déficit habitacional le dice al gobierno que los mecanismos empleados no son suficientes.

 Familia Feliz, un chiste

Apunta que el prometido reordenamiento institucional del sector de vivienda, no se cumplió y se siguió apuntando hacia la dispersión, otorgando fuerza a una no-institucionalidad con la creación de Familia Feliz.

“Parece una burla a las esperanzas de las tantas familias que no alcanzan a cumplir los requisitos bancarios de lo que se oferta como solución a la enorme problemática de viviendas en el país”, considera el FC.

Define como sádico mantener a 160 mil familias creyendo posible el sueño eternizado de tener una vivienda, a sabiendas que no podrán porque las estadísticas están ahí.

En el país, la ENFCT del año 2020, muestra que en alrededor de 900 mil familias, ubicadas en el quintil 1 de ingresos (tomando en cuenta sólo ingresos laborales) la media de lo que reciben es menos de 3 mil pesos mensuales. Y la media de ingresos (de fuentes laborales) se ubicaba en CERO.

Cuestiona ¿Para qué tipo de familias es que se ha creado Familia Feliz?. ¿Cómo se abre un programa en donde al año de ser “pensado” apenas se encuentran en “construcción” 3,048”?.

Si el déficit habitacional está entre los más pobres ¿por qué se pone la confianza en dos programas que están centrados en la clase media -sin déficit- para reducir este indicador?.

A pesar de que en el programa de gobierno se prometió “reordenar institucionalmente al sector de vivienda”, los pasos siguieron apuntando hacia la dispersión, otorgando fuerza a una no-institucionalidad con la creación de Familia Feliz.

En términos relativos al PIB, la asignación a vivienda social ha permanecido inmóvil, representando un 0.13% tanto para 2020 como para 2021 y sigue igual comportamiento para el 2022.  

Desde los colectivos que luchan por la vivienda decimos como la canción: “caramelos ya no quiero más”. Entre promesas nos juran que sí. Pero los datos confirman actuaciones del pasado que hicieron que se acumulara una deuda imbatible, haciendo más de lo mismo, en materia de vivienda y hábitat.

 Concluye con la pregunta sobre  ¿será que los más pobres solo se merecen el cambio de pisos de tierras por cemento o un título para recurrir a la banca? ¿Será que estamos CAMBIANDO el garante del derecho a la vivienda y ya no es el Estado sino el sector financiero?.